Si me diesen a elegir entre vivir mi propia vida o vivir la vida de cualquier otra persona, la que yo quisiera, me quedaría conmigo.
Porque yo fui adulta antes que niña, y tuve a la muerte de frente muchas veces amenazando con quitármelo todo.
Al final ella fue quien ganó la(s) batalla(s).
Pero qué me importan una, dos o hasta tres guerras perdidas.
Sé que ella nunca se cansará de ponerme a prueba, de clavarme navajas en el pecho izquierdo y conseguir dejarme sin respiración cada vez que alguien que quiero se va.
Yo seguiré combatiendo, disparando y acribillando hasta mi última bala.
Porque cada vez que intento agarrarme a alguien para no ahogarme, acabo en el agua sin poder salir a flote.
Y a esas manos que aún siguen al borde del abismo para rescatarme, a pesar de la espera, no consigo llegar a aferrarme.
Que tengo más noche que día, más oscuridad que luz. Tengo muchas luchas internas sin saber muy bien qué bando ganará.
Y he tenido que aguantar tanto por algunos que al final he sido egoísta con quien no se lo merecía.
Pero aquí estoy, viviendo y queriendo, luchando y arriesgando. Persigo mis sueños, y escribo. Lloro y río.
Y soy yo, con mis más y mis menos, pero aquí estoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar un poquito de ti en este pequeño sitio.