Solo un recuerdo el que hace remover toda tu cabeza.

En un instante tus piernas tiemblan, tu cabeza piensa y tu coraza se daña. Los muros que has construido para no ser (más) destruida se caen y ¿qué te queda? Llorar mientras recompones todo lo derruido.

Porque hace falta solo un simple instante para recordar y volver al pasado, volver a todo ese dolor.
Y es cierto, nadie puede vivir en el pasado porque lo importante es lo que está por venir. Pero, joder, duele mirar hacia atrás y ver que las únicas huellas que quedan en el camino son las tuyas.
Sentir que si te caes nadie te va a levantar. Que no hay nadie detrás cubriéndote las espaldas porque todos se han ido, antes de tiempo.

¿Y quién es el que dicta quién se va y quién se queda? Porque tuvo que tener los cojones para llevarse de este mundo a la sonrisa más sincera, a la mujer más luchadora. Ese mismo que también le arrebató la vida a aquel que supo amarla como nadie, con todas sus consecuencias. Creo que ni Dios llegando a existir tendría el más mínimo derecho a poder hacer algo así.

Porque el mundo es muy injusto y la vida muy puta, lo sé, tal vez mejor que mucha gente y tal vez lo supe más pronto de lo que debería. Y que yo suelo pensar que, pase lo que pase, la vida es maravillosa y vale la pena vivirla. Pero hoy no, porque mis recuerdos me han hundido y necesito tiempo para volver a construir mis muros de la fuerza y mi coraza del positivismo.