La escritura es un arma, y es más poderosa de lo que jamás podrá ser un puño.

lunes, 8 de julio de 2013

Prometo estar ahí cuando vuelvas algún día.

Deseaba poder decirte que todo iba a salir bien. Quería llevarte lejos, a un lugar donde la realidad no existiera, donde todo eso no estuviera pasando. Había mil cosas que quería que supieras, de las cuales ni la mitad fui capaz de decirte antes de que te fueras. Mi único propósito era poder salvarte, no iba a renunciar a ti hasta que no te llevara para siempre.
Cuando oía tu voz entre susurros, débil, mi cuerpo se ahogaba. No había nada que impidiera que te estuvieras yendo, y no importaba lo que hiciera o dejara de hacer porque nada conseguía que te sintieras mejor. Lo único que quería era encontrar una respuesta, algo que me ayudara a entender.
Te prometí que si tropezabas yo te levantaría, que te daría fuerzas para aguantar todo y más, que si tú eras capaz de aguantar y no rendirte yo estaría ahí esperándote, y que si te caías yo iba a estar ahí para ti.
Lo que pasó fue que un día todo eso se desvaneció, desapareciste.

Ahora, y desde hace 456 días, cada vez que veo el marco al lado de la ventana, mi corazón se rompe un poco más cuando intento imaginarme esos recuerdos, y ese libro de mi estantería ahora es difícil de leer. Hace  días que pasó un capítulo más, y sé que es hora de seguir adelante incluso sabiendo que no estoy preparada. Tengo que ser fuerte y confiar en la dirección que he tomado a pesar de que no me resulta nada fácil.
Siempre me dejaste ser quien yo quisiera ser, y ahora me toca a mi sola tomar las decisiones y encontrar mis propias alas. Pero pase lo que pase sé que me estarás esperando... Y aunque hayan pasado 456 días desde que te fuiste, yo aún sigo esperando como una ingenua a que aparezcas por la puerta de casa.

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