La escritura es un arma, y es más poderosa de lo que jamás podrá ser un puño.

viernes, 3 de abril de 2015

Confesiones.

Que siempre tendré una herida que no se cura con nada, una herida que jamás se hará cicatriz.
 
Porque es de esas heridas que no cierran, solo se hacen más pequeñas, y vuelven a hacerse grandes, y vuelven a doler como la primera vez que la sentí.

Porque es una herida que de vez en cuando abro sin querer o incluso queriendo, y volvemos a empezar el proceso de curarla, de curarme. 

Porque llevo muchos años aprendiendo a curarme yo sola, simplemente por el miedo que me produce tener que depender de alguien para poder transformar mis heridas en cicatrices, y que luego esa persona se vaya y vuelva a abrir todo eso que dejé cerrado.

Llamarme masoquista si queréis, pero creo que no sé ya vivir sin dolor.

Porque el dolor me recuerda que él estuvo conmigo,  y las lágrimas me recuerdan que le echo de menos.

Algunos recuerdos me dice que no pude tener un mejor padre, pero hay otros que me recuerdan su terrible lucha y eso duele.

Duele más incluso que el simple hecho de no volver a verle nunca.

Hace tres años pasé de ser una, a ser otra. De ser yo, a ser mi propia versión de chica rota sin probabilidad de curación. 

Y lo siento si alguien me echa de menos, pero la vida siempre nos estará apuntando y tarde o temprano nos dispara. Desgraciadamente, a mi me tocó más temprano que tarde.

Que lo siento, que ya no soy yo. Que una parte de mi se fue hace tres años, con él, y no va a volver jamás.

Pero sigo siendo yo, con mis circunstancias y consecuencias, siempre seré yo aunque me haya dejado pedacitos por el camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar un poquito de ti en este pequeño sitio.

'Y que la suerte esté siempre de vuestra parte'

Personitas interesadas por mi mundo ^^