Es verdad que ahora en mi vida estoy pasando por un momento que jamás habría soñado, se podría decir incluso que soy feliz, y esa palabra aún sigue siendo extraña para mi. Yo era de las que pensaba que la vida estaba para sobrevivirla, pero ahora es cuando estoy empezando a vivirla por gusto.
Y tampoco es que tenga todo lo que quiero, ni mi vida es de color de rosa, pero creo que con el tiempo he aprendido a apreciar las cosas buenas y sentirme feliz cuando me merezco serlo.
Porque es cierto que he vivido cosas que no le desearía a nadie; que he tenido días, meses e incluso años en los que no entendía por qué el destino me ponía tantas zancadillas, y que algún día me quedaría seca de tantas lágrimas que estaba derramando. Y que actualmente aún tengo días en los que no quiero existir, que todo el pasado me empuja hacia abajo y no encuentro la manera de hacerme subir arriba. Y simplemente lo que puedo hacer es aguantar el tirón y ser paciente, que todo se irá.
Y es que ya he aprendido que la vida es una constante y eterna montaña rusa, y que cuando estás mucho tiempo abajo, lo único que te espera después es subir. Así que aprovecha la subida, porque eso no es para siempre y siempre habrá una cuesta hacia abajo esperándote, y disfruta, porque eso es la felicidad. Aunque la felicidad es algo abstracto, supongo que para cada persona son cosas diferentes.
Para mi la felicidad es despertame por las mañanas y oler el café que mi madre se ha hecho para desayunar, es un día familiar corriendo por el parque con mi primo pequeño, es la comida de mi abuela, y su sonrisa cuando me ve cruzar la puerta de su casa. Felicidad es leer un buen libro mientras voy a la universidad, o llorar de la risa en clase por una chorrada y tener que aguantarte para no molestar al profesor, es ver una foto de mi padre sonriendo o el recuerdo de los abrazos que me daba mi abuela. Me despierto feliz cuando abro los ojos y veo a mi lado a la persona que quiero, o incluso cuando amanezco con resaca, porque eso significa que la noche anterior fue de puta madre.
Puede que os parezca que soy demasiado conformista, y a veces lo soy, pero he estado tanto tiempo en la más absoluta oscuridad que no quiero desperdiciar ni un minuto de luz.